KICILLOF, EL CUADRO TÉCNICO DEL KIRCHNERISMO QUE VA POR LA REELECCIÓN EN LA PROVINCIA

Cuadro de Honor de la UBA, barman de fiestas políticas universitarias, ricotero, ministro de Economía, diputado nacional y gobernador bonaerense. Ése sería un breve resumen del currículum de Axel Kicillof, el cuadro técnico del kirchnerismo que va por la reelección en la Provincia.

    Porteño de nacimiento e hijo de un matrimonio de clase media con raíces judías (padre psicoanalista, madre psicóloga), el mandatario provincial dio sus primeros pasos en la política en el Colegio Nacional de Buenos Aires a mediados de la década del 80.
     En esa adolescencia en tiempos de Raúl Alfonsín, logró ser elegido delegado del centro de estudiantes, en donde conoció a algunos de los que años más tarde serían referentes de La Cámpora, como Mariano Recalde.
     Tras la finalización de los estudios secundarios con un promedio de 8,54, el joven Kicillof desembarcó en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde volvió a mezclar los libros con la política: junto a Iván Heyn y otros estudiantes, entre ellos el ex presidente del Banco Central Guido Sandleris, creó la agrupación TNT (Tontos, pero No Tanto).
     Para luchar contra la histórica Franja Morada de la UCR, aquellos jóvenes realizaban, entre otras actividades, fiestas a las que concurrían los alumnos y que tenían al ahora gobernador en la barra, preparando tragos.
     Con un promedio de 8,24, logró graduarse con honores como licenciado en Economía con orientación al sector público.
     Más tarde, se desempeñó como asesor económico de distintos sindicatos y arrancó con sus trabajos en el sector público: asesor en la Secretaría de Desarrollo Social entre 1995 y 1996 y asistente técnico en la elaboración del plan social 1998-2000 de la Secretaría General de Formosa.
     La llegada de Cristina Kirchner a la Casa Rosada y aquel «rejuvenecimiento» político que hubo de la mano de dirigentes que rondaban entre los 30 y los 40 años tuvo en Kicillof a uno de sus principales personajes.
     Cuando su nombre aún era desconocido, fue director financiero y luego subgerente general de Aerolíneas Argentinas, director de Siderar en representación del Estado Nacional, subinterventor de YPF y, luego de la nacionalización, miembro del Directorio de la petrolera.
     En diciembre de 2011, luego de que Cristina Kirchner fuera reelecta con el 54 por ciento de los votos, Kicillof llegó al Ministerio de Economía para ocupar la Secretaría de Política Económica y Planificación del Desarrollo.
     La salida de Hernán Lorenzino del Palacio de Hacienda, en noviembre de 2013, hizo que ese funcionario de patillas y sin corbata tomara las riendas económicas del país.
     Con su estilo desacartonado y buena oratoria pudo ganarse la confianza de la entonces Presidenta, quien en medio de la cadena nacional por el aniversario número 31 de la recuperación de la Democracia llegó a llamarlo de una manera curiosa: «Vení para acá, chiquito», lo convocó, con complicidad, para que le confirmara la cantidad de «corridas cambiarias» que había sufrido el Gobierno en aquella época.
     Quienes aún lo acompañan como parte de su equipo recuerdan una anécdota de aquellos años en el Ministerio, en donde pidió que le devolvieran al despacho el aspecto tradicional con los muebles históricos y no aquellos de metal y vidrio que habían llegado con la gestión de Amado Boudou.
     La salida del Gobierno, debido al triunfo de Mauricio Macri en 2015, lo llevó a posicionarse como uno de los principales críticos de la política económica de Cambiemos.
     En 2017 llegó a Diputados integrando la lista de Unidad Ciudadana y con la publicación de algunos libros comenzó una suerte de gira de bajo perfil.
     A fines de 2018 y comienzos de 2019, su figura comenzó a crecer y la posibilidad de ser el candidato del peronismo en la provincia de Buenos Aires pasó de una tímida expresión a lograr el aval de los poderosos intendentes del Conurbano, que habían pretendido ese lugar para uno de ellos.
     Sin apoyarse únicamente en los grandes actos del tradicional aparato del PJ bonaerense, el postulante del Frente de Todos realizó una campaña «pueblo por pueblo» a bordo del «Kicimóvil», el Renault Clio modelo 2011 propiedad de Carlos Bianco, actual jefe de asesores de la Gobernación, quien todavía lo posee y a veces sale de gira con él.
     Kicillof logró destronar a Vidal, la dirigente que tenía mejor imagen en las encuestas. Una vez en la Gobernación, debió afrontar la pandemia de coronavirus y el agravamiento de la crisis económica.
   Aunque en un momento se posicionó su nombre como un posible precandidato presidencial de Unión por la Patria, finalmente se quedó en tierra bonaerense.
     Ahora tendrá el desafío de revalidar su mandato en una provincia históricamente complicada, de 135 municipios, 307 mil kilómetros cuadrados y más de 17,5 millones de habitantes.

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