El asilo se llamaba Stara Krasnyanka y funcionaba en la provincia de Lugansk, denominada República Popular por Rusia.
El pasado 11 de marzo, dos semanas después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, ordenara la guerra contra su vecino país, se produjo el ataque.
La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU llegó a esa conclusión, tras señalar que pocos días antes del ataque ruso, soldados ucranianos tomaron posiciones dentro del edificio y en la práctica lo convirtieron en objetivo.
En ese contexto, la ONU no considera que los soldados ucranianos o los combatientes separatistas respaldados por Moscú hayan cometido un crimen de guerra.
Pero aseguró que la batalla en el hogar de ancianos es emblemática y es muestra de las preocupaciones sobre el posible uso de «escudos humanos» en operaciones militares.
Además de las víctimas mortales, la agresión dejó decenas de ancianos y pacientes discapacitados atrapados dentro de la edificación, sin agua ni electricidad.
Al menos 22 personas sobrevivieron, indica una información publicada por el sitio France24.com.
