De esta manera, la inflación estadounidense suma la segunda merma consecutiva pero no logra quebrar la barrera del 3%.
La inflación subyacente, que excluye la energía y los alimentos, se mantuvo en el 4%, sin cambios frente al dato del mes previo. En cuanto a la variación mensual, la inflación general subió un 0,1%, mientras que el IPC núcleo escaló un 0,3%.
El crecimiento de los precios a nivel mensual, responde a que el índice de la vivienda siguió subiendo en noviembre, compensando el descenso del 6% en el índice de la gasolina. Dicha merma repercutió en el índice de energía que cayó un 2,3% durante el mes.
A nivel interanual, el leve retroceso de la inflación estadounidense está vinculada a la caída de los precios de la energía, que acumulan una baja del 5,4% en el último año, a raíz especialmente del abaratamiento del 9,8% de la gasolina.
Al mismo tiempo, el alza de los precios de la comida también se moderó, sobre todo la de los alimentos para el consumo en el hogar, que subieron un 1,7% en los últimos 12 meses, mientras que el precio de comer fuera de casa creció a una tasa del 5,3%.
El IPC estadounidense continúa ubicándose por encima del 3%, situación que se repite desde marzo de 2021, a pesar de que desde mediados de 2022 la inflación estuvo bajando 12 meses de forma ininterrumpida hasta el 3,0% de junio pasado. El repunte de la gasolina hizo que los precios se vuelvan a acelerar al 3,2% en julio y al 3,7% en agosto y en septiembre, para frenar de nuevo al 3,2% en octubre y al 3,1% de noviembre.
Las cifras se dan a conocer el mismo día en que el comité de política monetaria de la Reserva Federal comienza su tradicional encuentro de dos jornadas donde definirá la política que adoptará sobre los tipos de interés. En el mercado prevén que los mantenga en el 5,25%-5,5%, su nivel más alto desde marzo de 2001.
