El premio Nobel de la Paz fue a favor de la lucha contra el desarme nuclear

La Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN) ganó este viernes el Nobel de la Paz tras una década de esfuerzos para prohibir la bomba atómica, en un contexto de tensión con Corea del Norte e Irán.

Setenta y dos años después de las bombas atómicas estadounidenses sobre Hiroshima y Nagasaki, el Comité del Nobel quiso resaltar los incansables esfuerzos de la ICAN para librar al mundo de las armas nucleares.

Con ello, mandó también un mensaje a las potencias nucleares para que inicien «negociaciones serias» destinadas a eliminar su arsenal.

«Vivimos en un mundo donde el riesgo de que se utilicen las armas nucleares es más alto de lo que nunca fue» declaró la presidenta del Comité Noruego del Nobel, Berit Reiss-Andersen.

La ICAN , que agrupa a centenares de oenegés, milita incansablemente desde hace casi 10 años por la supresión del armamento nuclear.

«Algunos países modernizan sus arsenales nucleares, y es real el riesgo de que cada vez más países se procuran armas nucleares, como Corea del Norte» añadió.

Tras los premios científicos y de literatura, se esperaba que el Nobel recompensara este año los esfuerzos para eliminar las armas nucleares o impedir su proliferación.

El número de candidatos al Nobel de la Paz fue de 318 en esta edición.

La ICAN sucede en el palmarés al presidente Juan Manuel Santos, premiado en 2016 por sus esfuerzos para poner fin a más de medio sigo de conflicto en Colombia.

La ICAN , que agrupa a centenares de oenegés, milita incansablemente desde hace casi 10 años por la supresión del armamento nuclear.

Impulsó un histórico tratado de prohibición de las armas nucleares que fue adoptado por 122 países en julio, aunque su alcance es sobre todo simbólico, dada la ausencia de las nueve potencias nucleares entre los firmantes.

Este Nobel se otorga en momentos en que el presidente estadounidense Donald Trump debe certificar ante el Congreso antes del 15 de octubre que Irán respeta los compromisos del histórico acuerdo de 2015.
Este acuerdo impone estrictas restricciones al programa nuclear iraní a cambio de un levantamiento de las sanciones.

Según el Washington Post, Trump habría decidido no certificarlo, lo que allanaría el camino para la imposición de nuevas sanciones a Teherán.

«Este premio no va contra nadie» subrayó Reiss-Andersen, al preguntársele si este Nobel estaba dirigido contra Trump.
Los diplomáticos se preocupan por las repercusiones negativas de esta posición de Washington en el caso nuclear iraní, en momentos en que la comunidad internacional espera que Corea del Norte retorne a la mesa de negociaciones y renuncie a sus propias ambiciones nucleares.

Pero Trump, que amenazó a Corea del Norte con una «destrucción total», calificó el domingo las negociaciones de «pérdida de tiempo».

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