DESIERTO DE ATACAMA, UN LABORATORIO PALEONTOLÓGICO DE INTERÉS MUNDIAL EN CHILE

El desierto de Atacama, el más árido del mundo en el norte de Chile, está a un paso de convertirse en un polo de investigación paleontológica internacional, con la protección de restos fósiles marinos de millones de años escondidos entre sus ventosas dunas, hogar del mayor yacimiento arqueológico del hemisferio sur.

Dientes del extinto megalodón, huesos de ballenas prehistóricas e incluso especies desconocidas, son algunos de los invaluables hallazgos que la comunidad atacameña decidió resguardar de la explotación minera ilegal, unos 1.000 kilómetros al norte de la capital de Santiago.
   Se trata de «un tesoro natural» ideal para el estudio de la evolución de los animales marinos y un aporte para los científicos de todo el planeta, dijo a Xinhua el director ejecutivo de la Corporación Regional de Investigación y Avance de la Paleontología e Historia Natural de Atacama (CIAH-Atacama), Pablo Quilodrán.
   Afirmó que la porción costera del desierto, que antes fue lecho marino, registra «un momento crítico de la evolución de los vertebrados marinos, hace millones de años», a la espera de ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), como parte de la Red Mundial de Geoparques.
   Según Quilodrán, se ha encontrado allí de manera «fortuita» un alto volúmen de fósiles conservados en piedra, entre los que figuran más de 25 tipos de tiburones, como el tiburón blanco o el megalodón, de 16 metros de largo, que se alimentaba de ballenas y habitaba aguas cálidas, antes de definirse la corriente fría de Humboldt y previo al proceso de desertificación.
   También se descubrió una diversidad de peces petrificados, cocodrilos marinos y mamíferos como ballenas y delfines emparentados con el Amazonas.
   Destaca en este grupo el odobenocetops, un extinto cetáceo con colmillos proyectados hacia atrás del cuerpo y aspecto de morsa, identificado por primera vez en 1993.
   De acuerdo con Quilodrán, es común encontrar partes de esqueletos de pingüinos y restos de sus depredadoras focas, de las cuales se han hallado tres especies distintas.
   Otra ave marina que resalta es la «Pelagornis chilensis», la de mayor tamaño que haya existido en el planeta.
  
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La conservación, a partir de una acción judicial .
   Para la comunidad de Atacama, este camino por proteger el sitio inició en 2004 con un extenso juicio para exigir el cese de la actividad minera ilegal en esta área arqueológica de relevancia internacional, en el marco de una ley que estipula que los fósiles son propiedad del Estado y considerados Monumento Nacional.
   El acuerdo incluyó finalmente la protección de 2.500 hectáreas costeras, entre las localidades norteñas de Bahía Inglesa y Cerro Ballena, a un costado de la carretera, donde fueron desenterrados más de 40 osamentas fósiles de animales que habrían sido víctimas de envenenamiento por paleomareas rojas.
   Allí se emplaza hoy el parque paleontológico «Los Dedos», que guarda distintas especies del mar que quedaron atrapadas en el lugar y se conservaron intactas en los roqueríos, y que han atraído a reconocidos especialistas del Instituto Smithsonian y de la National Geographic Society, debido a su alta calidad de conservación.
   Quilodrán explicó que en el pasado estos restos fueron aprovechados para la elaboración de artesanías por parte de los lugareños, no obstante, fueron los mineros quienes devastaron el lugar e «hicieron polvo» muchos de los huesos removidos para abonar plantaciones.
   En este contexto, indicó que la tarea prioritaria es crear «un centro de investigación y poder tener trabajos sistemáticos en investigación científica», con la idea de aportar «al objetivo global que tienen muchos científicos de reconstruir la historia del planeta y de la vida».
   «Estamos dispuestos a compartir información, cooperar con la comunidad internacional y transformar este sitio en un patrimonio para todo el planeta», señaló el investigador, a la espera de atraer no solo a profesionales de la ciencia, sino también a turistas y familias interesadas en conocer más sobre la evolución en la Tierra.
   Junto con la Universidad de Atacama y otras organizaciones relacionadas, se busca generar en la región conocimiento e investigación acerca de la biodiversidad fósil, a través de cuatro áreas temáticas: paleontología, geociencias, biodiversidad y evolución.
   Asimismo, se pretende desarrollar iniciativas de índole social, educativa, cultural y de turismo que contribuyan al crecimiento económico de esta región, con la instalación de museos, sedes y geoparques que permitan cuidar adecuadamente el patrimonio fósil y cultivar la identidad de Atacama.

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