En un momento dado del domingo, la espera estimada para entrar en Georgia alcanzó las 48 horas, con más de 3.000 vehículos haciendo cola para cruzar la frontera, informaron los medios de comunicación estatales rusos, citando a agentes locales.
La capital georgiana, Tiflis, ya había visto una afluencia de unos 40.000 rusos desde que Moscú invadió Ucrania el 24 de febrero, según las estadísticas del Gobierno.
«Cuando nos enteramos de la movilización, dejamos todo en casa y nos subimos al coche», dijo Dmitri Kuriliyunok a Reuters en Tiflis.
Dmitri, su esposa Irina y su hija pequeña atravesaron primero el sur de Rusia desde Krasnodar hasta Mineralnye Vody, en el Cáucaso Norte, un punto de paso para muchos que cruzan a Georgia.
Allí contrataron a un conductor local para que les llevara a través de los controles fronterizos y, tras 24 horas, llegaron a Tiflis.
«Estamos completamente en contra de esta guerra. Para nosotros, como para otros, da miedo. Morir y matar a otros, ¿y para qué? No lo entendemos. Por eso decidimos huir», dijo.
No está claro el número exacto de personas que han abandonado Rusia desde que Putin anunció lo que llamó una «movilización parcial» el pasado miércoles. Pero ya se vislumbra un éxodo importante.
Escenas como las de la frontera entre Rusia y Georgia se han producido también en los pasos fronterizos con Kazajistán, Finlandia y Mongolia, que han informado de grandes colas. Rusia no ha cerrado sus fronteras y, en general, los guardias parecen dejar salir a la gente.
Los vuelos que parten de Moscú hacia los pocos países que mantienen vuelos directos con Rusia se han agotado o sólo hay un puñado de billetes disponibles a precios astronómicos.
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Resentimiento local.
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Los rusos que ya se encuentran en Tiflis consideraron el decreto de movilización de Putin como una nueva reivindicación de su decisión de huir.
«Vine a Tiflis hace un mes y medio porque no apoyaba la invasión militar de Ucrania», dijo Ivan Streltsov, un reservista de las fuerzas armadas rusas que podría haber sido reclutado a la fuerza si hubiera estado en Rusia.
«Participé en las protestas cuando comenzó la operación militar. Para nosotros, como activistas, las cosas se han vuelto muy difíciles en este momento. En nuestra propia patria, todos estamos vigilados», dijo.
Más de 200 hombres que fueron detenidos en las protestas contra la guerra en Moscú la semana pasada fueron citados a filas, según informaron los medios de comunicación estatales.
Pero la oleada de nuevas llegadas a Tiflis también amenaza con reavivar el sentimiento antirruso latente en Georgia, tanto entre la población local como entre los emigrantes rusos que ya están en la capital.
Los edificios, las tiendas, los museos y los parques de Tiflis siguen cubiertos de banderas ucranianas y mensajes pro-Kiev, y es habitual ver pintadas en las que se dice a los rusos que «se vayan a casa» o se arremete contra Putin.
La población local está resentida por el impacto económico de decenas de miles de recién llegados a una ciudad de poco más de un millón de habitantes, y los precios de los apartamentos se han disparado en los últimos seis meses.
También algunos rusos se sienten angustiados por la última afluencia.
«Han estado en las protestas (contra la movilización), pero durante los primeros siete meses de esta guerra, todo era normal y estaba bien para ellos», dijo Stas Gaivoronsky, un escritor que tiene una librería de segunda mano en Tiflis.
«Pero ahora se han visto envueltos en ella y han salido a protestar contra la guerra», dijo.
(Reporte de David Chkhikvishvili; redacción de Jake Cordell; edición de Angus MacSwan; traducido por José Muñoz en la redacción de Gdańsk).
CIUDADANOS RUSOS HUYEN A GEORGIA TRAS LA ORDEN DE MOVILIZACIÓN DE PUTIN
Hombres rusos están huyendo a la vecina Georgia para evitar ser llamados a luchar en una guerra con la que no están de acuerdo, tras la orden del presidente ruso Vladimir Putin de movilizar a cientos de miles de reservistas para la invasión de Ucrania.