«Creo que (el presidente) Alberto (Fernández) y (la vicepresidenta) Cristina (Kirchner) deben convocar a la oposición para definir un calendario electoral que adelante las elecciones presidenciales como en 2003. Es un mecanismo institucional, una forma de darle al pueblo autoridades legítimas que estén fuera del Gobierno», sostuvo el ex gobernador bonaerense.
En diálogo con Esta Mañana, el programa que conduce Pablo Rossi en Radio Rivadavia, el dirigente peronista cargó contra el Gobierno por «devorarse a sí mismo», en referencia a la cruda interna en el Frente de Todos, a la que definió como «dos proyectos políticos en pugna».
«Lo más grave no es que cogobiernen sino que cada uno mira a un proyecto distinto, y así lo demuestra (el líder del MTE, Juan) Grabois al decir que habla ahora antes de que inicien los saqueos», afirmó el exfuncionario.
Ante la definición, Ruckauf insistió en anticipar el calendario electoral: «Lo lógico es adelantar sólo para Presidente y vicepresidente. Es cortar donde el problema está, y el resto que se haga en octubre del año que viene. Todos los gobernadores, por abajo, quieren desengancharse del muerte de Olivos. Inclusive el jefe de Gabinete (Juan Manzur), y si él no le tiene confianza al Presidente…».
«Hay dos formas de hacerlo: la Asamblea Legislativa y el voto popular. La primera no me gusta porque es un acuerdo entre dirigentes, lo que diría (Javier) Milei como la casta. La gente está muy cerca del `que se vayan todos´. El Gobierno debería convocarlas», añadió.
En la misma línea, Ruckauf cuestionó el rol del mandatario, al que acusó de generar un «efecto vergüenza» tras sus discursos, y reafirmó la posibilidad de un escenario de crisis social ante las variables económicas.
«Que todo estalle es una muy mala noticia, y estamos muy cerca de eso. De producirse, va a afectar al conjunto de los argentinos.
Entiendo la bronca que produce eso», definió, al tiempo que criticó a Grabois: «Es una persona pensante, y pronosticó sangre y saqueos».
Por último, el ex vicepresidente declaró que el presente económico y político es «dramático porque la sociedad ve cómo se disuelve el salario en el instante en el que lo cobra».
Y, como cierre, reiteró: «Hay que buscar una salida institucional».
